El conjunto dirigido por el técnico y exfutbolista argentino volverá a tener una oportunidad para alcanzar la Primera División.
DIEGO MANCERA/El País/México 28 ABR 2019 – 00:05. El efecto Maradona ha resplandecido más en los vestuarios de Dorados. El equipo de Culiacán, Sinaloa, ha logrado clasificarse, por segunda ocasión, a la final de la segunda división mexicana. Lo han hecho de la mano zurda del exfutbolista argentino quien ha fungido como su gran motivador, como el primer hincha que celebra los goles con una agonía como si se trataran de los goles de Valdano en 1986 o los de Messi con la camiseta albiceleste.
Los Dorados apearon con holgura (0-2 en la vuelta, para sumar un 5-1 en el tanteador global) a los Mineros de Zacatecas. Con ese triunfo, se clasifican para la final del llamado Ascenso MX, en la que se medirán al Atlético de San Luis, equipo satélite del Atlético de Madrid. El fútbol mexicano divide una temporada regular, como la española, en dos torneos cortos. El campeón de cada uno se enfrenta en una final absoluta para dirimir quién puede llegar a Primera División.
Maradona tuvo un tortuoso inicio de campeonato en México. En enero, el Diez se sometió a una operación de una hernia estomacal. Eso provocó que el exfutbolista argentino permaneciera en su país de origen más tiempo del previsto. Los Dorados de Sinaloa permitieron que su director técnico llegara tarde en el torneo: en la cuarta fecha del torneo. «Tranquilos que llegó el patrón y acá se hace lo que yo digo», afirmó entonces. El equipo maradoniano terminó como el quinto mejor clasificado, con cinco triunfos, cinco empates y cuatro derrotas.
La llegada de Maradona al país norteamericano se produjo en septiembre pasado y desde ese punto los Dorados han sufrido una metamorfosis. Los jugadores de Dorados se han volcado por su entrenador. Tras el festejo individual se acercan al banquillo para recibir un abrazo, quizá algún beso, de Diego Armando Maradona. Ha sido la búsqueda de la aprobación de su líder. Incluso el portero titular, el argentino Gaspar Servio, se tatuó en la pierna izquierda el rostro actual de su entrenador con la leyenda «Creo en Dios». El club sinaloense lanzó a la venta una camiseta conmemorativa con los colores albicelestes, como si se tratara de alguna del seleccionado argentino.
En diciembre pasado, los pupilos del Diez jugaron la final contra el Atleti mexicano y la perdieron 4-3, marcador global. Se esfumó el primer título para el mítico jugador del Nápoles. Y esa fue la primera grieta en la relación entre Maradona y el fútbol mexicano porque, tras perder el campeonato, recibió vituperios y retó a algunos aficionados a los golpes.
Sin embargo, la euforia por Maradona sigue sin encantar a Culiacán, una tierra enloquecida por el béisbol. Durante los ocho partidos de temporada regular de Dorados, el estadio tuvo un 27,04 % de asistencia. El partido con mejor respuesta de los hinchas mexicanos en la segunda división fue un Atlético de San Luis contra Dorados, con 44.714 espectadores, de acuerdo con datos oficiales del fútbol mexicano.
En Dorados han sido cuidadosos con respecto al contrato de Diego Armando Maradona. En enero su abogado Matías Morla aseguró que su cliente había firmado una extensión de su relación laboral en México, aunque no ofreció más detalles. Unas semanas atrás, el campeón del mundo en 1986 amagó con irse por el arbitraje que, según él, no le favorecía. «Voy a hablar con el presidente [del club], termine como termine esto, quizá deje Dorados y no tengo ningún contrato firmado con nadie», dijo. Aunado a su volatilidad, fue multado por la Federación Mexicana de Fútbol por dedicar un triunfo a Nicolás Maduro y atizar a la Administración Trump.
Maradona apunta a la Primera División y, sobre cualquier cosa, su primer título como entrenador.